Los resultados del sector del juego online durante el segundo trimestre de 2019 muestran una disminución del Gross Gaming Revenue (GGR) o margen de juego neto de un 7,85% frente al trimestre anterior. Apuestas, póker, bingo… todos estos sectores han empeorado frente a los resultados de enero, febrero y marzo, pero el casino mantiene su buena salud con un aumento del 3,97%, mejora que se incrementa hasta el 22,24% si comparamos los resultados con los del mismo trimestre del año anterior.
Si nos fijamos en las cantidades jugadas, y no solo en el margen neto, los valores son espectaculares: los españoles han jugado un total de 2.310.440.424 euros en los casinos virtuales, una cifra que hace sonrojar al resto de sectores. La segunda vertical de juego en volumen, las apuestas deportivas, se queda en 1.767.309.763 euros, casi 600 millones de euros menos que el casino. Le sigue el póker, con cerca de 560 millones de euros, mientras que el bingo y los concursos obtienen resultados marginales, con 23.052.329 y 675.950 euros respectivamente.
Gran parte del mérito de los buenos resultados obtenidos por los casinos virtuales reside en la buena salud de las máquinas de azar, más comúnmente conocidas como “tragaperras”, que mejoran su margen de juego neto en un 7,97% frente al primer trimestre de 2019 y en unos sorprendentes 31,84 puntos porcentuales si nos fijamos en los valores obtenidos en el segundo trimestre de 2018. Suponen el 58,35% del total del GGR generado por los juegos de casino. Inmediatamente por detrás nos topamos con la ruleta en vivo, con un 20,99% en virtud de los casi 14 millones y medio de GGR. La tercera plaza es para la ruleta online convencional, con un 12,01% y 8.290.227 euros. El cuarto puesto de la clasificación lo ocupa el blackjack, con un 8,65% y casi seis millones de euros de GGR.
Aunque a muchos puede que les sorprendan estas cifras, basta con echar un vistazo a la cuantiosa oferta que nos podemos encontrar en una página de casino online en español para ver la buena salud de la que goza el sector en nuestro país. Así, no es extraño encontrarse con catálogos de cientos de máquinas tragaperras, decenas de variantes de ruleta o blackjack y un sinfín de opciones para el póker de casino. Esta diversidad supone una de las claves del éxito del que gozan los casinos por internet en nuestro país, ya que el jugador encuentra nuevas opciones en las que invertir su presupuesto dentro de un mismo estilo de juego, con apenas pequeñas modificaciones sobre los juegos originales, pero suficientes para no caer en la repetición y el aburrimiento de unas mecánicas muy manidas. A esto se suma la comodidad que supone poder acceder a esta variedad sin tener que acudir a salas de juego presenciales.
Resulta evidente que la regulación del sector mediante la aprobación de la Ley 12/2011 del 27 de mayo, que entró en vigor en junio de 2012, ha servido para dar confianza al público, que, hasta entonces, prácticamente no disponía de más opciones de juego que las ofrecidas por la Lotería Nacional y los bingos y casinos presenciales. Esta legislación sirvió para unificar las distintas regulaciones autonómicas, que presentaban notables desigualdades entre regiones, bajo una misma entidad gestora, la Dirección General de Ordenación del Juego, dependiente del Ministerio de Hacienda. Suyas son las competencias en supervisión, control, autorización y sanción de todas aquellas actividades que afectan a la totalidad del Estado Español.
Como ya hemos comentado, es precisamente este sector, el de las máquinas de azar, el que parece estar viviendo un repunte gracias a la difusión de los espacios de ocio digital. Lo ha logrado tras haber sabido adaptarse a los gustos de las nuevas generaciones, al tiempo que mantienen a los habituales de las tragaperras de bar. Para ello recurren a unas ambientaciones repletas de animaciones y atractivas temáticas, entre las que destacan las adaptaciones de películas de renombre, como Parque Jurásico, Pesadilla en Elm Street o Terminator, por citar solo algunas; también influye la incorporación de mecánicas más complejas, hasta ahora circunscritas a las salas de los casinos físicos, como pueden ser los premios multilínea, un mayor número de rodillos de juego, más rondas de bonificación, que van más allá del tradicional “juego superior”, y los siempre sugestivos premios acumulados o “jackpots”, botes que se van engordando con un pequeño porcentaje de cada apuesta hasta alcanzar cantidades astronómicas, de cientos de miles de euros.
Si a esto le añadimos un retorno para el jugador (o RTP, por sus siglas en inglés) que puede superar el 97% en algunos títulos -estamos hablando de un retorno para un número muy elevado de giros-, resulta sencillo entender el motivo por el cual el casino ha superado a las hasta ahora intocables apuestas deportivas como la opción de juego digital preferida por los aficionados al azar de nuestro país. La pregunta ahora es saber cuál será el techo de un sector que, desde su regulación, ha mantenido un crecimiento que roza lo exponencial.