La hostelería se despega del resto del sector servicios, siendo el que muestra con más crudeza los efectos de la pandemia -ante las restricciones a la movilidad- con un mayor endeudamiento durante la crisis sanitaria, pero también con un mayor crecimiento de la tasa de morosidad, que ya se incrementa de forma acelerada frente al resto de gremios.
Después de varios años consecutivos de descenso de los impagos tras los efectos de la última gran crisis (en 2015 alcanzó una tasa de mora del 17%), la hostelería llegó a situar su tasa de mora en el 5,17% justo antes del estallido del coronavirus.
A pesar de que en los primeros meses de la pandemia pudo capear los impagos, también difuminados por el aumento de la demanda de crédito con el que obtener liquidez para sobrepasar el golpe, a partir del tercer trimestre del ejercicio pasado la morosidad empezó a dar la cara y ha seguido en continuo crecimiento desde entonces. El sector cerró septiembre con un ratio de mora del 5,1%; para tres meses después elevarlo al 5,35% y escalar al 6,18% a cierre de marzo, según los últimos datos aportados ayer por el Banco de España.
Por sector es, junto al del transporte, es el único que eleva sus impagos, pero a diferencia del segundo, de manera fuerte. En lo que se refiere al transporte, el ratio de mora se situó a cierre del primer trimestre de 2021 en el 4,36%; frente al 4,03% de los tres meses previos.
Asimismo, en cuanto al endeudamiento se refiere, la hostelería destaca con diferencia frente al resto, siendo el sector que más se ha endeudado durante la crisis sanitaria. La necesidad de liquidez para afrontar la situación que inicialmente llevó al cierre total, después parcial y con limitación de aforos en los establecimientos, ha hecho que la hostelería haya incrementado su endeudamiento un 33% durante la pandemia, pasando de los 26.900 millones en crédito que tenía concedido a cierre de 2019, a los casi 36.000 millones actuales.
Cabe destacar que, a pesar de que el sector de la construcción es el que tiene el ratio de mora más alto (9,09%), el dato es la herencia recibida de la última crisis económica, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, y va replegando velas desde entonces.
Por otro lado, la morosidad conjunta de las entidades que operan en nuestro país repuntó en abril (tras la caída de marzo), hasta situar la ratio en el 4,53%, según los últimos datos publicados ayer por el Banco de España. A cierre del pasado marzo, esta tasa se situó en el 4,51%.
La cifra de créditos dudosos el pasado abril rozó los 55.000 millones de euros (54.991 millones), tan solo un 0,02% más que en el mes previo. A pesar de este leve repunte de la morosidad en el sector financiero, la ratio de mora aún se mantiene por debajo del umbral en el que estaba antes del estallido de la crisis sanitaria. Concretamente, en febrero de 2020, mes pre-crisis y antes de los confinamientos, la tasa de morosidad de las entidades era del 4,83%, con una cartera de dudosos de 57.035 millones, frente a un saldo total de 1,18 billones.
A pesar de la crisis económica que ha traído la pandemia, la tasa de morosidad de las entidades aún está muy lejos de alcanzar su punto más álgido vivido hasta el momento, cuando llegó a situarse en el 13,62% en diciembre de 2013, fruto de la crisis financiera.
En esta ocasión, aunque tanto supervisores como entidades prevén un alza de los impagos a medida que se retiren los estímulos de apoyo a la economía, comiencen a expirar las moratorias crediticias y las carencias de pagos de los préstamos avalados por el ICO, estiman que este repunte no sobrepasará el umbral del 10%.
El presidente de BBVA, Carlos Torres, se mostró el lunes muy optimista sobre la evolución de la economía y su reflejo en el sector. El banquero, que participó en las jornadas organizadas por la APIE (Asociación de Periodistas de Información Económica) en la ciudad de Santander, estimó que la mora que sufrirá el sector empezará subir a partir de ahora, una vez empiecen a decaer las medidas de ayuda impulsadas por el Gobierno, pero que la escalada será menor de lo esperado por la reactivación de la economía. El pico, a su juicio, llegará en 2022, pero la banca está preparada por las provisiones realizadas.
Aunque de forma todavía muy tímida, la hostelería empieza a ver algo de luz. La contratación en el sector creció en mayo de forma muy intensa en tasa interanual al compararse con uno de los meses más afectados por la crisis del año pasado. En el conjunto de actividades del sector se firmaron 235.106 contratos, frente a los 30.765 que tuvieron lugar en mayo de 2020, según los datos del SEPE del Ministerio de Trabajo. «De ellos, cerca de 200.000 corresponden al subsector de restauración, que suponen casi 171.000 más que en 2020. En el alojamiento, el número de contratos llegó a 5.190», según la patronal Hostelería de España.
Sin embargo, la contratación hostelera supone un descenso de un 53,3%, con 258.000 contratos menos que en mayo de 2019. Los datos de facturación de mayo aún no se conocen, pero en abril la hostelería empezó también a repuntar y tras crecer casi un 800% respecto a abril de 2020, en pleno confinamiento, ha recuperado ya la mitad del terreno perdido.