Solo sobreviven 36 de este tipo de negocios que facturaron 242 millones de euros durante 2018.
Ni bingo ni línea. El sector de las salas de bingo está para cantar pocos premios. En los últimos diez años, en Andalucía han cerrado el 40 por ciento de este tipo de negocios. Según datos de la Consejería de Hacienda, Industria y Energía, la comunidad tenía en 2009 un total de 58 locales repartidos por toda Andalucía. El año pasado eran solo 36. Los cambios de hábitos en los juegos de azar —sobre todo Internet, que centraliza mucho del interés de quienes apuestan— se ha comido el negocio de los otrora grandes centros de juego.
El negocio del azar en Andalucía es una tarta de miles de millones de euros que se reparte de forma muy desigual. De los 2.033,76 millones de euros que se gastó en 2018 en azar en la comunidad, la inmensa mayoría fue en máquinas tipo B, es decir, «tragaperras» que se encuentran en bares o salones de juego. Ese sector se lleva el 76,7 por ciento de lo que se juega en Andalucía, es decir, 1.559,22 millones de euros al año. Los casinos facturaron 232,42 millones (114,4 por ciento) y los bingos, 242,12 (11,9 por ciento).
Por provincias, según informan desde la Consejería de Hacienda, los malagueños son los que más dinero gastan en apuestas. Se dejaron el año pasado 533,13 millones de euros. Le siguen los sevillanos (448,66 millones), los gaditanos (314,99) y los almerienses (169,44). El caso de Almería es especialmente relevante porque, siendo una de las provincias con menos población, es de las que más gastan en juego en términos absolutos.
En el lado opuesto están los andaluces a los que menos atraen los juegos de azar. Son los jiennenses, que gastaron el año pasado 109,92 millones de euros. A continuación están los onubenses (gastaron 133,90 millones), los cordobeses (158,11 millones) y los granadinos (165,61).
Más de 2.000 millones
Aunque en ciudades como Madrid los salones de juego y apuestas han llegado a ser un problema que ahora está regulando su gobierno regional, en Andalucía, el negocio del juego remonta ahora tímidamente del zarpazo que le dio la crisis económica, sobre todo en los años 2010 a 2014, cuando la facturación del sector se desplomó desde los 2.409 millones de euros hasta los 1.679 que se gastó en Andalucía cuatro años después. Desde entonces, la caja de bingos, casinos y salones de juego ha ido subiendo hasta superar este 2018 por poco los 2.000 millones de euros, aún a 500 millones de euros de lo que registraba el sector hace una década.
Uno de los datos más curiosos con los que cuenta la administración andaluza es la cifra exacta de premios que cobran los andaluces cuando juegan en terminales de apuesta. En ese caso, los más afortunados de Andalucía son los malagueños (19 millones), los sevillanos (16 millones) y los onubenses (once millones). También maneja la cantidad que los andaluces dan de propina en los casinos. Lo más generosos son los que juegan a la ruleta americana, que dejaron más de tres millones de euros en gratificaciones. Los que menos, los aficionados al punta y banca, que solo dieron 2.000 euros a los crupieres.
En Andalucía, al contrario de otras comunidades, no ha crecido el número de locales que se dedican al jugo de forma exponencial. Muy al contrario. Según datos de la Junta que confirman desde la patronal de los juegos de azar en Andalucía, el número de bingos, como ya se ha señalado, se ha reducido en un 40 por ciento. El de salas de juego, aseguran los empresarios del juego, también decrece.