En la nota anterior se describió el comportamiento del cliente de las máquinas “B” en los bares, la conclusión era que el tiempo y dinero dedicado a ellas son propias de un
simple pasatiempo (y desmentían el discurso catastrofista de los “cruzados morales” habituales). Son meramente
máquinas recreativas, como siempre se han considerado en las normativas, en las que juega quien quiere.
En esta nota se va a describir lo mismo desde
el punto de vista de “la máquina”. En 2019, antes de la pandemia, se hizo el
pilotaje de un nuevo modelo (bastante exitoso, por cierto). Consistió en el seguimiento de 20 máquinas en 20 bares sobre 468 días de funcionamiento.
Las conclusiones fueron las siguientes, aunque pueden tener variaciones en función de modelo, bar o zona geográfica:
- Las máquinas estuvieron “encendidas” en los bares una media de 13,11 horas/día. Aunque hay diferencias entre los bares.
- El tiempo de funcionamiento, es decir, en partidas de los clientes, fue de 43,2 minutos/día. Había diferencias sensibles, entre 24 y 70 minutos/día, dependiendo de los bares.
- Por tanto, sólo el 5,5% del tiempo de conexión es utilizado por los clientes.
El dato indica que pese al tiempo en que están conectadas,
las utilizando sólo los clientes que quieren, cuándo y el tiempo que quieren, son una oferta pasiva a precio asequible, para nada agresiva o presionante con los clientes de los bares que no desean jugar con ellas. Se asumen como
parte del mobiliario de los bares de autónomos. Estas son cosas conocidas y obvias, pero tal vez haya que decirlas (teclearlas).
Se puede decir que las máquinas se han incorporado al decorado de estos bares y son
una oferta de entretenimiento a disposición de sus clientes. Conviene recordar que el tiempo de juego habitual de los clientes es de menos de cinco minutos, y la cantidad que juegan 3€.
Los que exceden de estas medianas juegan tiempos limitados, en los que lo que buscan es tiempo de entretenimiento con máquinas atractivas que les distraigan. Quizá convenga recordar que cada uno tiene derecho a entretenerse como quiera y, en los bares en los que hay más de una máquina, puede elegir la que quieran.
Estas máquinas son una
fuente de ingresos regulares de los bares que no forman parte de la “gran hostelería”, en muchos casos, estos ingresos son
imprescindibles para que
el bar siga abierto o para que se
sostengan puestos de trabajo (camareros, cocineros, etc.).
También conviene recordar que
tras estas máquinas hay un sector de tecnología avanzada, tanto en diseño gráfico como industrial, que genera empleo cualificado, precisamente en la
industria, sector en el que nuestro país se ha debilitado considerablemente.
Artículo de: José Antonio Gómez Yáñez. Doctor en Sociología (Premio Extraordinario). Miembro de Instituto de Política y Gobernanza de la Universidad Carlos III. Formó parte del Consejo Asesor de Juego Responsable de la DGOJ (2013-2017).
Fuente: AZARPlus