Los planes de los propietarios, la familia Lao, prevén la operación total o parcial a fondos de inversión, una vez descartada la OPV como primera opción. Blackstone y Advent también se interesan.
Varios fondos de inversión estadounidenses, entre ellos Apollo y Cerberus, han expresado su interés por la adquisición del gigante español de casinos y bingos Cirsa Gaming Corporation y se encuentran estudiando la presentación de ofertas. A estos acercamientos se suman los de otras firmas también norteamericanas, como Blackstone y Advent.
El vendedor es el grupo Nortia, hólding de la familia Lao, perteneciente en un 52,6% a Manuel Lao Hernández y en un 47,4% a L&G, una sociedad controlada por el empresario y sus hijos. De Nortia cuelgan el 100% de Cirsa y negocios como hoteles, fincas rústicas y producción de aceite.
La familia recuperó a finales del año pasado su intención de desinvertir en la empresa de juego, el líder nacional junto a Codere y Recreativos Franco. Para ello, contrató a Lazard, que se ha encargado de valorar los activos para estudiar una Oferta Pública de Venta (OPV) encaminada a una salida a Bolsa o una colocación entre accionistas privados.
Finalmente, la segunda opción ha acabado por imponerse, frente a una eventual colocación en Bolsa sin garantías suficientes. En las conversaciones con los fondos no se descarta ni una venta total ni de una participación. Garrigues y EY participan junto a Lazard en el proceso.
OPV descartada Fuentes de Cirsa indican que “se mantienen reuniones con los fondos de inversión” y que “todas las opciones siguen abiertas”, en alusión a una posible OPV que, desde el sector financiero, dan por descartada. La exposición de la empresa a Latinoamérica y las incertidumbres en torno a la industria del juego han sido las dos preocupaciones más recurrentes entre los inversores al analizar la operación, según Bloomberg.
El valor de empresa de Cirsa oscila entre 1.500 millones y 2.000 millones, según las valoraciones manejadas en el proceso. El grupo genera un ebitda anual de casi 400 millones y, en su último ejercicio completo del que hay información, 2016, ingresó 1.613 millones. En cada uno de los últimos trimestres, ha logrado generar un ebitda superior a los 100 millones, y entre julio y septiembre de 2017 logró un récord al alcanzar los 108 millones.
Uno de los atractivos de esta adquisición son las posibilidades de consolidación alrededor del sector del juego en España, después de que varios fondos de inversión oportunistas capitaneados por Silver Point hayan desbancado de la dirección de Codere a otra de las familia históricas en el sector, los Martínez Sampedro.
Apollo y Cerberus son dos gigantes de inversión especializados en empresas en apuros, a las que sanean y preparan para su venta. El primero de ellos, que el año pasado constituyó un fondo para invertir 23.500 millones de dólares, es un viejo conocido en España por haber comprado activos inmobiliarios, el negocio de tarjetas de Bank of America por 400 millones de euros, la cartera de préstamos personales de Citigroup por 545 millones o el 85% de Altamira a Santander por 664 millones de euros. También adquirió Evo Banco al grupo Nova Caixa Galicia. Fundada en 1978 y con sede en Tarrasa (Barcelona), Cirsa explota 153 casinos, 39.000 máquinas recreativas, 68 salas de bingo y 165 salones de juego. Es además propietaria de las salas de juego Sportium y de una histórica empresa catalana de salones, Miky, adquirida en abril de 2017.
Un hijo del fundador, Manel Lao Gorina, ejerce de vicepresidente ejecutivo de la empresa, mientras que Joaquim Agut se encarga de la dirección general. La empresa tiene vivas dos emisiones de bonos por 950 millones cuyas condiciones ha mejorado en sendas refinanciaciones en los años 2015 y 2016. Los bonos vencen en 2021 y 2023, y devengan un cupón de entre el 5,75% y el 5,875%.
“En cinco minutos se van a poner de acuerdo”. Esto es lo que se augura entre los fondos de reciente entrada en el sector del juego cuando se plantea la posibilidad de una fusión entre las dos grandes empresas nacionales del juego, Cirsa y Codere. Eso sí, antes es necesario reducir la influencia de las familias fundadoras y asegurarse de que ambas quedan bajo el control de estas firmas de inversión, deseosas de maximizar valor y salir no demasiado tarde del capital con sus inversiones bien rentabilizadas.
Este diagnóstico es muy diferente al que se ofrece en las empresas. Desde la familia Martínez Sampedro, recientemente apartada de la dirección de Codere, a Cirsa se la percibe como una empresa muy alejada de las exigencias de transparencia propias de una empresa cotizada. Los fondos que ahora controlan Codere trabajan en un nuevo plan estratégico para maximizar el valor de la empresa y abordar las exigencias de la digitalización. En el entorno del nuevo presidente, Norman Sorensen, y del consejero delegado, Vicente di Loreto, aseguran que no están para pensar en fusiones con Cirsa, ya que los esfuerzos se centran en consolidar el cambio de rumbo orquestado por Silver Point, Ardian o Contrarian. Eso sí, el foco está puesto en el crecimiento.
El sector privado del juego, que el año pasado movió 4.295 millones solo en apuestas presenciales, está compuesto por cerca de 3.000 empresas a las que los expertos auguran un rápido proceso de consolidación a golpe de digitalización y apertura de mercados.
Entre las últimas operaciones figuran la compra el año pasado por parte de Codere del grupo mexicano Caliente,la adquisición de Gigames por Novomatic o la alianza de Recreativos Franco con la mexicana Degestec para tomar posiciones en el bingo digital. Egasa ha comprado varios casinos al grupo Nervión.