Sólo este año se habrán duplicado las quiebras acumuladas en toda la década.
A falta de una campaña navideña que será la más floja de la historia, el sector hostelero, que supone el 6,5% del PIB, prevé cerrar el año con pérdidas de más de 60.000 millones (el 50% de su facturación), lo que pondrá en riesgo más de un millón de empleos. Los cierres de negocios se cuentan por decenas miles. Si a finales de 2019 se contabilizaban 315.940 establecimientos, la pandemia ha hecho desaparecer 85.000 en menos de un año, aunque la cifra podría llegar a 100.000 este 2020 (uno de cada tres) si no llega ya el plan de ayudas que el Gobierno prometió hace dos meses pero que retrasa.
La peor parte se la llevan los bares, que suponen casi el 60% del total de establecimientos de restauración (se excluyen hoteles). Si en la última década en España se han cerrado más de 20.000 bares (a cierre de 2019 había 181.230), ahora podrían desaparecer, de golpe y en sólo un año, cerca de otros 50.000. En 12 meses hemos casi duplicado las quiebras de toda una década.
Son «estas microempresas y negocios familiares los más vulnerables a esta crisis», señaló ayer Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España, asociación que representa a más de 300.000 establecimientos de todo el país.
Ayer presentaron su anuario de 2019. Ese año crecía la facturación, el número de establecimientos y los puestos de trabajo. El sector, de hecho, se ha quedado a un año de haber duplicado el empleo de hace una década.
Hoy se contabilizan 1,7 millones de trabajadores, de los que un millón está en riesgo. Unos 400.000 están en situación de ERTE, o bien a tiempo completo o parcial. «Es difícil que un sector que va a facturar la mitad pueda mantener sus plantillas. Habrá una reordenación de las mismas», advirtió José Luis Yzuel, presidente de la citada organización.
Tras el cierre obligado de los locales durante la primera ola, muchos se han quedado en el camino, otros no han abierto aún y unos 15.000 están al borde de la quiebra. «Es evidente la necesidad de un plan de ayudas urgente. Sorprende que dos meses después de que el Gobierno lo anunciara, aún no sepamos en qué consiste», critica Yzuel.
El plan se tendría que haber presentado ayer, pero se ha vuelto a retrasar y se prevé su aprobación para la semana que viene. El sector ya lo duda, teniendo en cuenta que cada semana se pospone para la siguiente. Reyes Maroto dijo el jueves pasado que se aprobaría antes de que acabe el año: para ello quedan aún dos consejos de ministros. El sector critica que «ese plan de ayudas se necesitaba para ayer».
Se trata de un área de actividad especialmente vulnerable, porque alrededor del 90% (298.000) son negocios familiares, sin asalariados o con, como mucho, un par de empleados. Sólo un 4,6% son pymes o empresas con más músculo. Suman poco más de 17.000.
El sector confía en que el punto de inflexión en esta crisis se produzca en Semana Santa, aunque esto dependerá de la evolución de la pandemia (si hay una tercera ola con nuevas restricciones), de la vacuna, el tipo de ayudas que se den, si es que finalmente se aprueban… En el mejor de los escenarios se prevé una vuelta a la actividad a niveles precrisis ya para verano. Para entonces, la pandemia ya habrá arrasado de manera definitiva uno de cada tres negocios y «la demanda se concentrará en los que sobrevivan»